Sigo negándome a admitir que me gustas más de lo previsto, que me encantas y me consumes.
Y no sé qué es.
Llámalo conexión o quizás vicio.
Vaya incontrolable vicio, ese de que me saques de quicio.
Pero vaya conexión, de esa que nos lleva hasta la máxima alteración.
Viciados.
Y sin control.
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