Empiezo a acostumbrarme a ti, sin dejar la costumbre de ser
yo.
Me aportas porque me soportas y no limitas mi mente
ilimitable.
Por las sonrisas que disparas y los miedos que me matas.
Porque soy libre, contigo.
Escribiendo sobre ti y aún ni tú sabes quién eres.
Yo te imagino y quizás con eso me basta, pero nunca me
sobra.
Y me gustas, porque siempre me dejas en obras.
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