Si no veo nada claro, cierro los ojos y si vuelo, choco.
No me queda otra, le he cogido el gusto a estrellarme y ya
no puedo parar.
Porque arriesgar me da vida y no pensar me la quita.
Y aprendo.
La moraleja es que no hay moraleja en mi cuento.
Desafío a mi mente y cada vez tengo más ansia.
Y ando sin parar, pero a paso lento.
Me encanta
ResponderEliminarMe gusta mucho.¡Toma impulso!
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