lunes, 30 de mayo de 2016

PROVOCAS.

Pasan los meses y cada vez soy más consciente de lo que provocas en mí.
Me haces querer quedarme contigo mucho tiempo.
Sin pensar en cuanto tiempo quiero que te quedes conmigo.
Excitas mi piel acariciando mis labios.
Pero excitas aún más mi mente cuando acaricias mis pensamientos.
Me haces aflojar, acelerándome.
Me llenas, sin rebosarme.
Me enloqueces, siendo yo menos cuerda que tú.
Me das vértigo y ganas de tirarme, siendo tú mi precipicio personificado.
Me apagas, sin dejar nunca de quemarme.
Me suspiras y  respiro tus suspiros.
Encuentras las llaves de todas mis puertas, adentrándote en mis miedos y deshaciéndote de todos.
Haciendo que el único miedo que quede en mí sea que no me devuelvas las llaves.
Eres el quiero de mi debo.
El negro de mi blanco.
La amistad con más derecho a mí, que cualquier amistad.
El verano de mi invierno.
Mi punto de ira.
Tu punto de mira.

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