Hoy, escuchando a Beret, he pasado de los auriculares y he
dejado que sus letras fluyan en el espacio de mi habitación.
Me voy dando cuenta de cuán difícil es encontrarme, cuando ni yo sé dónde estoy.
De cuán difícil soy.
Inconformista.
Independiente, pero tan dependiente en secreto.
No me conformo con simple placebo, ni historias a medias.
Me gusta ser yo.
Hirviente.
Pero rota.
Busco porqués a mis dudas siempre sin respuestas.
Invento buques en mí y me meto adentro de ellos creyendo que ahí nadie me tocará, cuando soy yo la que propiamente se hunde.
Me gusta el vértigo.
Me gustan las mareas.
Lo que no se entiende.
Y lo que se intenta entender.
Me gusta la gente que aporta.
La gente con miedos, sin miedo a ser fóbicos.
Me gusta la música clásica.
Los llantos sin razón.
Y la poesía, me provoca excitación.
Me voy dando cuenta de cuán difícil es encontrarme, cuando ni yo sé dónde estoy.
De cuán difícil soy.
Inconformista.
Independiente, pero tan dependiente en secreto.
No me conformo con simple placebo, ni historias a medias.
Me gusta ser yo.
Hirviente.
Pero rota.
Busco porqués a mis dudas siempre sin respuestas.
Invento buques en mí y me meto adentro de ellos creyendo que ahí nadie me tocará, cuando soy yo la que propiamente se hunde.
Me gusta el vértigo.
Me gustan las mareas.
Lo que no se entiende.
Y lo que se intenta entender.
Me gusta la gente que aporta.
La gente con miedos, sin miedo a ser fóbicos.
Me gusta la música clásica.
Los llantos sin razón.
Y la poesía, me provoca excitación.
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