Estoy, como siempre, en temporada de pérdidas sin equipaje y encuentros efímeros… no cambio y tampoco tengo el más mínimo interés en hacerlo.
Este insomnio constante de no saber a dónde dirijo mis pasos con total claridad, me hace sentir viva.
Al fin y al cabo y a pesar de todo, sigo en mi tobogán de subidas y bajadas continuas, del que me he dado cuenta que no quiero bajar.
Todos y cada uno de los problemas se me comienzan a resumir en aceptación y todo momento de total felicidad, en éxtasis y excepción.
Pero soy consciente de lo mucho que me queda por lo que debo de prestarme atención.
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