jueves, 7 de julio de 2016

HOY TÚ.

Y al final, como de costumbre, acabo hablándole al teclado de ti.
La más inesperada alegría que un día llegó a mi catastrófica vida.
No sé mañana, pero hoy tú, siempre.
No sé si siempre, pero hoy sí, y mañana.
Y que te quedes a vernos crecer a carcajadas.
Y que me eleves, como siempre, cada vez que de mi saliva bebes.
Que no sé si te quiero, o sí.
Pero no te vayas hasta que sea capaz de admitirlo.
Y que fluya. Como ahora. Así, sin peros, sin fechas y sin vergüenza.



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