La más inesperada alegría que un día llegó a mi catastrófica vida.
No sé mañana, pero hoy tú, siempre.
No sé si siempre, pero hoy sí, y mañana.
Y que te quedes a vernos crecer a carcajadas.
Y que me eleves, como siempre, cada vez que de mi saliva bebes.
Que no sé si te quiero, o sí.
Pero no te vayas hasta que sea capaz de admitirlo.
Y que fluya. Como ahora. Así, sin peros, sin fechas y sin vergüenza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario