jueves, 28 de abril de 2016

SOPLOS.


En principio; Soy otra persona más que está en esa preciosa catástrofe de adolescencia. Yo y mis problemas en medio de esta estúpida y bonita etapa de la vida.
Esa etapa en la que los adultos no nos comprenden, nuestros amigos son hermanos y la música es de lo poco existente que es capaz de entendernos.
Esa etapa en la que descubres que ser adolescente no sólo significa tener pocos años, sino sentir demasiado, sentir tanto que crees que vas a explotar.
Esa etapa en la que ocultamos las lagrimas para que todos vean nuestras cínicas sonrisas expuestas a ellos. Para que nadie note nada, para no parecer diferente y sentirte integrado en esta cruel sociedad.
Pero no, porque después de las risas y las sonrisas falsas llegan los silencios; el silencio de tu habitación con el simple sonido de una lagrima de fondo, el sonido de un clamor al tiempo o quizás al destino. Porque nada es fácil para nosotros, ya que somos demasiado niños para ser adultos y demasiado adultos para ser niños.
Pero, no todo es malo aquí, en esta etapa aprendemos a sacarle el jugo a los pequeños soplos de aire de felicidad que nos ofrece la vida; y es ahí donde corremos, donde saltamos, bailamos, gritamos, reímos y nos sentimos realmente vivos; es ahí cuando te encuentras a ti mismo y comprendes que no hay nadie que te comprenda porque la vida y tú, sois incomprensibles. Y la locura, siempre es bonita si la sabes vivir como un loco.

2 comentarios:

  1. Etapa donde pasionalmente se pasa de la luces a las sombras.,,Maravillosa!

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